Tres abuelas y un cocinero muerto

El título y la sinopsis de la editorial, deben corresponder a otro libro.
Si, hay tres ancianas nonagenarias y si, hay un cocinero muerto., Pero ambas afirmaciones no tienen nada que ver entre sí.
Más allá de lo dificultoso de leer un libro donde muy a menudo se recurre a nombres de calles, nombre de edicios y sus respectivos arquitectos en finés, lo cual para los hispano hablantes y muchos otros, es una verdadera dificultad, no queda muy claro que buscaba la autora con el relato.
A mi me interesó el hecho de que la vejez, la corrupción, y los intereses particulares, son iguales en todo el mundo.
Con títulos grandilocuentes y muy largos, se designan organismos, asociaciones y centros, que buscan sus propios beneficios, en tanto los ancianos deambulan, con la carga de sus años, y su desconocimiento de la tecnología moderna, y son abusados física y moralmente.
Cómo se los somete, medicina mediante, recetada por médicos que no los ven, ni los auscultan, para provocar estados de demencia, incapacidad y llegar hasta la muerte por falta de atención.
Estas ancianas son un portento, porque con todos estos inconvenientes, no cesan en sus reclamos por sus derechos avasallados una y otra vez y siguen cumpliendo años felizmente.
El mundo es un pañuelo y en todo él se cuecen habas.
Un verdadero despropósito.