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Días, meses, años ha sido todo un descubrimiento. Lo encontré de casualidad y no dudé en comprarlo al conocer la premisa. Ambientado en China, en la sierra de Balou, se produce una terrible sequía que obliga a los residentes de sus aldeas a abandonar sus hogares. Todos excepto un anciano, que decidirá quedarse junto con un perro ciego que le hará compañía. Un pequeño brote de maíz ha brotado y su objetivo es evitar que se muera. En tan sólo 114 páginas el autor nos hace sufrir y mantener la esperanza a partes iguales. El personaje del anciano me ha gustado muchísimo, la manera que tiene de vender las adversidades me ha parecido fantástica. También la forma que tiene de sacrificarse para intentar conseguir sus objetivos. Con capítulos cortos y de una gran carga emocional en cada uno de ellos, el anciano irá luchando contra cada impedimento que se le pone por delante a cada día, viendo como la sequía mina cada día más la vida en la aldea donde vive. Una alegoría a la fortaleza y a la perseverancia y como cada pequeño gesto ayuda para mantener con vida lo único que le aferra a la vida: el brote de maíz. |
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