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Los libros sobre personajes históricos suelen tener esa connotación referencial que nos hace pensar que estamos ante personas ficcionadas, y aunque haya partes que sí, al final intentan mostrar una parte de realidad de lo que ese ser mitológico o personaje histórico influyó en el transcurso de los acontecimientos. Que hable Casandra suena en tu cabeza como si la autora estuviese dándote una charla o teniendo una conversación amena contigo sobre como estos personajes, ciertas situaciones y acontecimientos influyeron en el feminismo de una manera negativa y positiva. A partir de términos que nos desvelan curiosidades, se abre paso con una narrativa que fluye como una conferencia. Quizás ese fuera el problema principal para mí, ese y haber leído en estos meses próximos a esta fecha grandes ensayos feministas. Aunque haya descubierto algunos personajes mitológicos y procedimientos con las mujeres he sentido la lectura como una compañía con la que no podía avanzar en el camino. Tiene puntos positivos pero siento que me falta información, que necesito complementar lo que sus palabras intentan expresar para poder de todo el contexto. El libro, con un mensaje claro centrado en el personaje de Casandra, posee esa capacidad de funcionar como un sándwich. Desde el principio sabes lo que está buscando, y pese a que lo desarrolla siento que no he llegado a conectar con el libro. Me ha llevado casi dos meses leerlo y tuve que buscar información complementaria. Las charlas de la autora me parecen sublimes pero en el libro me ha faltado un poco más de contextualización. Siento que quizás es un libro para conocer a personajes como Eva, Pandora y Casandra, pero también a la autora. Un libro para hablar sobre mujeres. |
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