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No me atrevo a decir que esta obra es meramente indigenista por una razón, creo que la influencia del absurdismo francés (Camus) en esta obra, y del concepto san agustiniano del tiempo tienen profunda huella en esta tragedia. Adaptando el mito de la cultura tolteca de Ce Ácatl Topiltzin, el rey sacerdote Quetzalcóatl que abandonó la ciudad propiciando la desaparición de dicha cultura, León-Portilla da una muestra de ingenio sobre lo que es el tiempo, más específicamente el presente, mucho más específicamente el "ahora". A diferencia del mito tolteca en el que Ce Ácatl abandona a su tribu por ser feo, en esta adaptación libre el sumo sacerdote de la serpiente emplumada cae en una profunda crisis existencial tras revelarle que es viejo y que toda construcción, ya sea cultural, arquitectónica o divina está construida dentro del tiempo, tiempo que no deja de fluir y que acabará con la efímera existencia de todo lo que existe. Bajo este concepto, vemos como en la obra se aborda la concepción del tiempo (que, muy posiblemente esté inspirada en el sentido del tiempo que tiene San Agustín en sus Confesiones) y el afán de apoteosis y la eternización (posiblemente sea una inspiración del absurdismo de Camus) como remedio para curarse del tiempo. No quiero entrar en detalles sobre la obra, pues es dolorosamente trágico ver como Quetzalcóatl se va hundiendo en la crisis impuesta por Axcanteotl, el dios del "ahora", empero, sí quiero señalar palabras clave como "absurdo" o "tiempo" se encuentran presentes en esta obra y negar la influencia de los filosofía cristiana y francesa en esta obra sería, cuanto menos, tonto. Es maravilloso pensar que Leon-Portilla se pudo inspirar en estas obras para adaptar a su modernidad un mito que, por su antigüedad, muy poca gente conozco. Una obra para destrozarte la mente. |
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