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Históricamente, el cisne ha sido objeto de alabanza; los motivos no faltan: se le considera un modelo de belleza, de elegancia, son monógamos. También está presente en la literatura: Zeus, en una de sus múltiples facetas, llega a transformarse en cisne; Lohengrin, conocido como el caballero del cisne, cuando llegó a ayudar a una dama, lo hizo en un bote jalado por un cisne; Virgilio lo menciona en alguno de sus famosos versos. Una historia al respecto dice que el cisne, momentos antes de morir, emite un dulce canto, el cual es una especie de preludio a su muerte, que de alguna forma presiente. No será necesario debatir aquí si eso es o no cierto; podemos aceptar la versión; la belleza de la idea trasciende y nos toca. Si ese canto lo interpretamos metafóricamente, suele decirse que la expresión "canto del cisne" se refiere a las últimas acciones de una persona. Esta es justamente la idea central del libro en cuestión. Aquí, Francisco León recopila múltiples casos históricos que se refieren a los últimos momentos de las vidas de personas famosas. Con base en la verdad histórica, t con pluma ágil y trazo breve, León recrea -en su mayor parte- las escenas que precedieron a la muerte de los protagonistas. Nombro al azar algunas muertes que están consignadas en el libro: Mishima y su seppuku, Passolini y su muerte violenta, Poe y su solitario final agravado por su alcoholismo, el final estoico de Séneca, las enfermedades acuciantes de Karl Jaspers, la insólita suerte del poeta delincuente Francois Villon... Lo que tenemos en este libro es un variado mosaico de destinos finales que entre líneas nos deja ver que nuestras vidas penden de un hilo, que el futuro es incierto y que nunca sabremos cuándo será nuestro momento final. ¿Cómo afrontaremos eso? Ciertamente no lo sabemos, como no lo supieron los protagonistas de estas historias. Solo cuando estemos ahí, en el momento de nuestra última representación, sabremos qué hacer, o tal vez no lo sepamos. |
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