Sidra con Rosie

Son las memorias narradas en primera persona por el propio autor, Laurie Lee. En ella evoca su infancia y adolescencia desde cuando él apenas era un niño y se traslada a vivir a una aldea de la campiña inglesa junto a su numerosa familia, hasta su adolescencia en la que conoce a su primer amor, Rosie, que da nombre al título de la novela.
Laurie recuerda anécdotas de la vida familiar junto a su madre y sus hermanos, marcado por la ausencia de la figura paterna que los abandonó.
Logra trasladarte como lector al valle donde viven y sentir ese amor que él mismo transmite hacia la naturaleza, así como por la familia.
Es una lectura muy amable, escrita con ternura y sentido del humor, aunque no está exenta de momentos dramáticos, ya que es un período también marcado por la primera guerra mundial. Laurie Lee hace un retrato tierno, pero también nostálgico, donde rememora las vivencias de su infancia y juventud, haciendo un homenaje a todas esas gentes que un día abandonaron sus aldeas en busca de un futuro mejor, para que no caigan en el olvido y sigan permaneciendo en la memoria.