184

184 se ha despertado momentos antes de que lo incineren. No es una buena manera de comenzar el día, pero tampoco deja que ese detalle lo amilane así que decide huir a toda prisa e intentar descubrir lo que está ocurriendo. Eso no le va a resultar sencillo porque, para empezar, no recuerda absolutamente nada y, para terminar, ve cosas que no existen; su mundo está adornado por visiones que el resto de los mortales pasamos por alto.
Su despertar y su huida desatan una cadena de acontecimientos de incierto final que tienen el efecto bola de nieve: cuanto más se avanza en la lectura, mayor es el lío que se ha formado y más cuesta ver cómo va a terminar.
Aquí lo que tenemos es un thriller que ha tenido un mal día y que no se entienda esto como algo negativo, más bien es todo lo contrario porque es una muy buena historia, además con ciencia ficción, momentos que ponen los pelos de punta de imaginarlos, otros bastante desagradables -de esos que no se pueden leer mientras estás comiendo- así como avances científicos y lenguaje médico por ahí en medio. Sin embargo, está lleno de personajes de más que dudosa calaña, situaciones rocambolescas y momentos infectos. Me ha gustado y sorprendido a partes iguales y también me he reído mucho porque en este libro atípico y descarnado hay momentos para todo.
Aquí no hay héroes, hay villanos cuya alma es un estercolero y supervivientes que ponen un pie delante de otro con todo el esfuerzo del mundo para ir por la vida paso a paso. El ser humano demuestra su capacidad para la corrupción, pasar por alto las leyes y normas más básicas y pisotear a placer al prójimo sin importar lo que le ocurra a este cuando levante la bota que lo ha aplastado.
Los capítulos están contados desde diferentes puntos de vista, alternando la primera con la tercera persona pero tienen en común el lenguaje explícito, la acción y los momentos sorprendentes muchas veces. También nos llevarán al lado oscuro del alma humana porque no es solo un libro sobre un desastre en un crematorio sino que nos muestra como son los personajes, los contrastes que tienen, las sombras que tiran de ellos, la podredumbre que les crece por dentro y los invade.
Aunque pueda parecer que hay mucha gente, al final te vas haciendo pronto a ellos porque todo tiene forma circular ya que se mueven alrededor del mismo evento, intentan contener el desastre en la medida de sus posibilidades y buscan soluciones a la desesperada. Esto último quiere decir que no dejan de pasar cosas en ningún capítulo así que hay buenas dosis de acción en todo momento hasta el final, que pone los pelos de punta.
Se plantean, se dejan en el aire algunas cuestiones de índole ética y moral: sabemos las dificultades que hay muchas veces para que la investigación médica prospere, ya no solo la cantidad de dinero y material que se necesita, sino voluntarios, leyes y comités de ética para que luego, al final, no se llegue a buen puerto ya sea por falta de resultados, por los escollos a sortear durante el camino, o por la lentitud con la que se desarrolla todo.
¿Qué pasaría si eso se obviara? A lo mejor se avanzaría más rápido y se obtendrían mejores resultados, pero ¿hasta qué punto eso es bueno? ¿Qué pasaría entonces si todo sale mal, muy mal o terriblemente mal?
En resumen, no te pierdas este libro.