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Sin entrar en spoilers, en esta tercera aventura volvemos a seguir los pasos de Gavilán, convirtiéndose de nuevo en protagonista de la historia. Pero comparte ese protagonismo con un chico, un príncipe nada menos, que viaja en busca de ayuda porque algo malo está pasando: la magia está muriendo, los dragones se vuelven locos y atacan sin sentido, de olvidan las palabras que contienen poder... Nos adentramos en una aventura con tintes algo más oscuros que los dos primeros libros, que te hace temer por sus personajes y por el mundo en el que habitan. Es, quizás, el que me ha parecido el viaje más íntimo y profundo de Gavilán, con unos tintes psicológicos muy interesantes. La crítica social subyace, como en toda la obra de Terramar, pero se vuelve más personal, se centra en las personas y en sus miedos, en cómo este nos hace actuar y, del mismo modo, se podría decir que también hace una crítica hacia cómo tratamos al mundo y las consecuencias que esto tiene, siempre desde el punto de vista de la magia. El final de este libro me dejó bastante pensativa. Suceden muchos cambios importantes y te hace querer saber qué va a pasar a partir de ese punto. En general, una tercera parte muy intensa, en la que se producen cambios muy significativos y que nos acerca un poco más al origen de la magia de Terramar. Un libro que he disfrutado de principio a fin, lleno de aventuras y peligros, y que merece mucho la pena si os gusta la fantasía. |
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