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Co-escrita por Amy Kaufman y Jay Kristoff, la trilogía protagonizada por el escuadrón 312 me está dando mucho, sin grandes pretensiones, pero con altas dosis de entretenimiento y unos personajes súper carismáticos a los que les he cogido un cariño infinito. Este segundo libro nos sitúa poco después de los acontecimientos ocurridos en el final de «Aurora rising», con los protagonistas (y el lector ) descorazonados y muy perdidos. El principio nos lanza ya de lleno en mitad de una escena de acción, por lo que el arranque es bastante frenético. En torno a la parte central del libro el ritmo decelera un poco (menos mal, a veces hay que respirar), pero los autores aprovechan esa calma para profundizar en los personajes y desarrollar sus relaciones. El último tercio esa acción característica vuelve y esta vez lo hace acompañada de MUCHAS revelaciones, algunas más previsibles que otras, pero que elevan la trama a un nuevo nivel de complejidad. Además, a estas alturas de la saga, cuando los personajes ya se nos han agarrado al corazoncito, algunas de estas revelaciones conllevan momentos y situaciones un tanto dolorosas. La narración se mantiene igual que en el primer libro, enfocándose cada capítulo desde el punto de vista de uno de los protagonistas, que nos hablan en primera persona del presente, lo que genera un efecto muy directo, acorde con el estilo general de la trilogía. Además, la mayoría de los personajes hacen uso de un tono satírico e irónico, aunque cada uno en su estilo, y de vez en cuando rompen la cuarta pared, haciendo alusiones directas al lector. Esto termina de hacernos partícipes de esta historia, que tan fácil pone empatizar y dejarse envolver por las aventuras de este escuadrón de inadaptados. Así que, sí, puedo decir que esta segunda parte ha estado al nivel de la primera y que definitivamente os recomiendo a cualquiera esta trilogía cuando os apetezca dejaros llevar de una forma sencilla y pasarlo bien. |
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