El ruiseñor

Corre el año de 1939 y en el pequeño pueblo de Carriveau, Francia, Vianne vive su pacifica vida al lado de su esposo Antoine y su hija Sophie, pero todo cambia cuando da inicio la segunda guerra mundial y Antoine es llamado para servir como soldado de Francia. Sola y asustada Vianne intenta seguir su vida lo mejor que puede, pero todo se complica cuando Francia se rinde a Alemania y los soldados germanos pasan a ocupar el país.
La casa de Vianne es grande y bonita por lo que un capitán alemán es enviado a vivir ahí. Vianne está aterrorizada, no solo un enemigo está viviendo bajo su mismo techo para empeorar las cosas su hermana —Isabelle— también llega a vivir con ella, ¡pero Isabelle es una joven imprudente y arriesgada!, odia a los alemanes y no tiene ningún reparo en dejárselos claro, ¡cualquier desliz puede ser la perdición para ellas!
Entre las hermanas se forja una relación tormentosa, mientras Vianne prefiere ser lo más discreta, sumisa y obediente que puede para proteger a su hija Isabelle está sumida en un mundo revolucionario, la joven quiere ayudar a Francia y para ello se une a la Resistencia, sin tomar en cuenta los riesgos que esa acción pueda traer para ella y los que la rodean.
Y hasta aquí la trama. La novela nos habla de la segunda guerra mundial, pero esta vez desde un punto de vista peculiar: desde el lado femenino de la batalla. No solo eso, aunque cuando pensamos en la segunda guerra mundial siempre nos vienen a la mente: judíos, alemanes y campos de concentración en éste libro vamos a ver la perspectiva de un pueblo sometido, Francia. Cuando tu gobierno se rinde sin pelea a una nación más fuerte, ¿qué es lo que pueden hacer los civiles?, ¿en que se convierte la gente que ya no es libre en su propio país?
Durante todo el libro tenemos dos puntos de vista, el de Isabelle y el de Vianne. He de admitir que al principio del libro no hice buenas migas con ninguna de las dos, Vianne era una mujer débil, en extremo ingenua y preocupada exclusivamente por la supervivencia de su círculo más cercano. Isabelle por otro lado era temeraria a un extremo estúpido, de hecho fue su falta de juicio lo que provocó terribles desgracias en varios pasajes del libro. No, de inicio ninguna de las hermanas me pareció atractiva por lo que las primeras doscientas páginas fueron cuesta arriba, pero, ¡vuala!, aquí está la magia del libro; La guerra las fue cambiando a ambas, forjándolas, infundiéndolas de valor y cada quien librando su propia lucha logró, no solo sobrevivir al infierno, si no también ayudar a más personas en el proceso.

Aunque tenemos un hilo romántico a lo largo de toda la novela el tema predominante en este libro es la relación de estas dos hermanas, una relación quebrada, llena de altibajos que termina fundiéndose y volviéndose íntima y perfecta en la recta final.

Yo le otorgo 4 estrellitas, el final es desgarrador pero realista, ya me venía esperando el golpe así que no me dolió tanto. Siempre que leo algo de la segunda guerra mundial termino deprimida, pero curiosamente éste libro te deja otra enseñanza. El amor puede vencer al odio. Siempre habrá sitio para la esperanza.

¿Recomendado?, claro, ¿lloraras?, por supuesto, ¿pañuelos a la mano?, sí gracias.
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