Camelot: Lucharon por mantener vivo un sueño

Giles Kristian, el autor nos transporta, con este retelling del mito artúrico, a la Britania que dejó la desaparición del rey Arturo y su sueño de Camelot. Hablándonos sobre quien podría tener en sus manos el futuro de una isla unida bajo su mando; Galahad, el hijo de Lancelot. Con ello nos habla del sentimiento de unidad y pertenencia ante las agresiones extranjeras. Así como del autoconocimiento y aceptación de quien es cada uno.
Así, el primer pensamiento que tiene el lector es acerca de la importancia que tienen los cambios en la vida, incluso cuando no son buscados. A lo que hay que unir el valor de las tradiciones y la historia de los pueblos. de esta manera, sus páginas evocan el paso de un modelo de pensamiento a otro, aunque pueda producir algo de reticencia.
Además, cuenta el poder de los símbolos para aunar a todas las personas bajo una misma bandera y defender sus creencias. Así, la suma de ambas cosas consigue impulsar el poder del Pueblo y crear la idea de una nación fuerte.
Por otro lado, también nos muestra el paso de la niñez a la adultez y el descubrimiento de tu lugar en el mundo, que te alcanza, aunque no quieras verlo ni aceptarlo. A eso se le suma la eterna comparación que sufre cualquier persona con sus progenitores, y más si éstos son personalidades destacadas en algún ámbito de la sociedad o cultura. Imprimiendo una profunda falta de autoestima al hijo, y de confianza en sí mismo.
También trata el tema de la amistad y el sueño de revivir días pasados. Con ello nos hace ver que debemos aceptar el paso del tiempo y desarrollar acciones más en sintonía con nuestra edad, y no comportarnos como adolescentes si peinamos canas. Respecto a la amistad, nos enseña que se tiene que apoyar siempre a los amigos, más incluso en los malos momentos.
Esta novela es una historia de fidelidad a tus ideas y principios, reflejados en el concepto de patria que poseen los protagonistas. Siendo Galahad, el narrador en primera persona de todas las aventuras que se narran.
Y, respecto a este personaje, veremos cómo va evolucionando desde la bisoñez del que no conoce el mundo al hombre experimentado, aunque sin perder su parte reflexiva y con toques de falta de confianza.
En cuanto a la escritura desarrollada por el autor, se asemeja bastante al estilo que imprime otro autor de novela histórica británico, Bernard Cornwell. Con profusión de descripciones y detalles que nos centra bastante bien en el ambiente donde se desarrolla la acción.
Con todo lo dicho, tengo que decir que personalmente la novela me ha gustado porque da otro punto de vista al tan comentado mito artúrico, haciendo que los personajes vayan evolucionando de manera natural y sin que tengan que encarnar unos valores éticos y morales determinados para que sirvan de ejemplo a la sociedad. En definitiva, recomiendo mucho la lectura de esta obra.