Recuerdo hace treinta años cuando descubrí a Dean Koontz que era la alternativa lectora de Stephen King. Sus libros irradiaban imaginación al más puro estilo película de hollywood. En esta ocasión el autor vuelve a ofrecer entretenimiento puro y duro con dosis de humor, ciencia ficción y suspense. Los personajes atrapan desde el principio y la acción se sucede desde la primera página. Es cierto que se puede fácilmente adivinar lo que lo pasará desde las primeras páginas pero el viaje se hace ligero y emocionante.
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