Tan cerca del horizonte

Como algo poco habitual, voy a comenzar por el final; no el final de la novela, que para eso debéis leerla, sino mi final; por ese cúmulo de sentimientos que una historia como esta, la historia de Jessica y Daniel, ha generado en mí. No puedo evitar leer como leo, con esa comprensión lectora más cerca de la empatía hacia los personajes que de la adquisición de conocimiento, y la verdad es que, sin ser narrativamente maravillosa, la fuerza de la verdad de la vida es tal en esta historia que eso la hace una lectura difícil de olvidar; casi como si una amiga te contara algo de ella cuando la conoces para que estés más cerca, para que sepas cómo ha llegado hasta donde está, para que entiendas por qué es como es. Este libro, sus protagonistas, su vida esos años, su lucha, su búsqueda, sus sueños, su amor... es un regalo para un lector, independientemente de la edad que tenga. Todo esto ha supuesto para mí esta novela.

Jessica Koch es la autora y también es la persona que comparte una época esencial de su pasado, de su vida. Escrita en primera persona, es la propia Jessica, ya que no cambia los nombres, quien se encargará de llevarnos de la mano desde el otoño de 1999, cuando todo comienza, y durante los siguientes meses. Además, añade algunos capítulos de Daniel, en tercera persona, para que tengamos una visión más completa de lo que ella tenía entonces y de esa parte de él que ella desconoce, sobre todo al principio.

El secreto está ahí; tú lo imaginas y lo sabes; sería curioso que el lector no se diera cuenta desde el principio de cuál es el problema principal que gira en torno a Dani pero entiendes que ella no sea capaz de verlo y quieres estar allí para cuando lo descubra. Vas aprendiendo, junto a ella, lo que implica para dos jóvenes que han vivido una infancia tan diferente y que, por otro lado, se convierten en necesarios el uno para el otro. Podría ser un texto más sentimental e intimista, pero es más una historia de amigos, de gente que se ayuda, de gente que se enamora, de gente que se necesita, de gente que descubre sentimientos y de sueños, encuentros y amor; quizá ese toque fácil, o, mejor dicho, sencillo, ayuda a la sensación de lectura fluida y cómoda; pero es engañoso, porque la carga emocional está ahí y cada vez se hace más patente.

A pesar de ser claramente unas memorias, una historia personal vivida por la misma escritora, no está escrito como tal sino más como una historia, como una novela que nace de la cabeza de su autora, con unos personajes que si no hubiesen existido, los habría inventado. Aparentemente, la narradora no se implica emocionalmente mucho, pero ella cuenta, ella se muestra y, al final, ella se desnuda, anímicamente hablado.

¿Qué lleva a una persona a escribir esta parte de su vida tan privada y compartirla con los demás? ¿Qué hace que ciertas personas sean tan especiales? ¿Cómo somos capaces de enfrentarnos a la verdad de nuestros miedos? ¿Qué significa el amor? ¿Por qué ocurren ciertas cosas?

En resumen, me ha gustado muchísimo más de lo que espera y de lo que pensaba mientras leía; he atesorado esta historia porque la autora ha querido contármela y porque a medida que iba leyendo la iba haciendo mía y comprendía todo lo que había significado. Os la recomiendo, sin más, únicamente para les conozcáis, a ella, a Daniel y a Tina, y para que os dejen poso, como me ha ocurrido a mí.


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