Frankenstein (cómic)

“Frankenstein” está escrito e ilustrado por Ralf König. Es una novela gráfica de tapa dura y su tamaño es de libro de bolsillo.
“Frankenstein” no es una adaptación, ni siquiera una versión libre de la obra homónima de Mary Shelley, sino que es un homenaje a ella. En internet clasifican esta novela gráfica para un público infantil y juvenil y he de decir que mi criterio difiere con la crítica, ya que la novela me parece un tanto oscura y tenebrosa para un niño, por no hablar de los desnudos explícitos que contiene. Por lo tanto yo la veo apta para adultos o para jóvenes de quince años en adelante. Dicho esto, comento qué me ha parecido la obra.
Como he dicho anteriormente, la obra me parece todo un homenaje a Frankenstein y a Mary Shelley, ya que toda la historia es una carta que el protagonista le escribe a la autora. En ella le cuenta que lo que ella ha escrito acerca del monstruo y que considera fantasía, no lo es tanto, ya que él lo ha experimentado en la vida real. Así es cómo el protagonista de la historia, un científico obsesionado con la muerte y la vida, del que nunca sabremos su nombre, cuenta a Mary Shelley su vivencia tan aterradora como la mismísima obra de la autora. Esta obsesión no le deja vivir como una persona normal e incluso cambia de vida para estudiar mejor el proceso de la muerte
Todas las páginas son ilustradas a modo de cómic y divididas en viñetas y todas ellas tienen el mismo tono verdoso que se muestra en la portada. Con este color el autor transmite la decadencia y el hedor de la muerte y del horror al que somete a sus criaturas. Este tono hace que el lector pueda entrar sin problemas en la historia de terror que se cuenta. Los personajes son muy caricaturescos y algo común en todos ellos es su gran nariz y sus expresiones exageradas, Ralf König ha dibujado cadáveres desnudos en la sala de autopsias, difuntos en sus ataúdes y desnudos integrales, por lo que no lo veo adecuado para un niño. Otro punto por el que no lo veo adecuado para niños es porque no lo van a ver atractivo dado su oscuridad y quizás incluso les de algo de miedo al leerlo, por no decir, que no van a comprender el final.
Con este homenaje que el autor hace a Mary Shelley y a su Frankenstein, se demuestra que los clásicos nunca pasan de moda, y que siempre habrá escritores y artistas que lo revivan, valga el juego de palabras. Como siempre, los clásicos son y serán una fuente inagotable de inspiración para nuevos artistas.
En resumen, “Frankenstein” me ha parecido una novela gráfica deliciosamente oscura y tétrica, un homenaje a Mary Shelley con un final totalmente inesperado.