La antigua magia

La historia comienza en 1832. John McKenna es el lacayo y mozo de cuadra de la familia Marsden, se ha criado en Stony Cross junto a lady Aline, su cómplice y compañera de juegos durante toda su niñez, pero la edad ha madurando el sentimiento que ambos compartían hasta transformarlo en amor, un amor profundo que es totalmente correspondido por el otro. Aline está dispuesta a dejarlo todo por estar con McKenna, y él a pesar de su amor, intenta mantener las distancias con ella, pues sabe que una relación entre ellos es imposible debido a sus diferentes clases sociales. Pero el amor no tiene fronteras y los jóvenes de apenas 19 años, se dejarán arrastrar por sus pasiones hasta ser descubiertos. Aline para proteger a McKenna de la ira de su padre, el conde de Westcliff, que ha amenazado con destruir su vida si vuelve acercarse a ella, hará creer a McKenna que sus sentimientos solo eran producto de una jovencita malcriada y caprichosa y que jamás lo podría ver como algo más que un entretenimiento para ella, por lo que McKenna se marchará con el corazón destrozado.

Doce años después se volverán a reencontrar y aquí es donde transcurre el grueso de la historia. McKenna ya no es el jovencito con el que corría por el campo e iba a pescar al río. Ahora es un hombre formidable que se ha hecho a sí mismo y que vuelve buscando la gratificación de la venganza. Pero Aline tampoco es la misma joven que él dejó atrás, ahora es una mujer con muchos secretos que ocultar y que hará lo que sea necesario para que no sean descubiertos.

John McKenna, es un hombre fuerte, que ha logrado el sueño americano, un criado que marchó de Inglaterra y empezará su nueva vida como estibador y gracias a un heroico rescate y años de duro trabajo han hecho de McKenna un reputado hombre de negocios y uno de los solteros más codiciados de Nueva York. Su corazón quedó destrozado por su último encuentro con Aline, hasta el punto que ha dejado de creer en el amor, y para él ahora solo existe la venganza.

Aline por su parte no ha tenido una vida fácil, las consecuencias de algo ocurrido en el pasado pesan mucho en su presente. Sabe que jamás podrá estar con McKenna, pero se dará la oportunidad de crear recuerdos que le duren para siempre cuando él vuelva a marcharse. Por lo que, a pesar que desde el comienzo se da perfecta cuenta de que McKenna busca venganza, a ella no le importa, pues incluso considera que se la debe dado lo ocurrido en el pasado.

Aunque la pareja protagonista son Aline y McKenna, tendremos una historia paralela a la de ellos, la de Livia, la hermana de Aline y Gideon Shaw, el socio y amigo de McKenna. Esta historia paralela, me ha resultado casi o más interesante incluso que la de la pareja principal y en mi opinión (ya os he dicho que es el primer libro de la autora que leo y no sé si les ha dedicado su propio libro a Livia y Gideon) se merecerían un mayor desarrollo en su propio libro. Livia, que vive recluida desde que un escándalo empañara su reputación, vuelve a disfrutar de la vida y la sociedad gracias a la aparición de Gideon Shaw, un millonario americano, amigo y socio de McKenna que llega a Stony Cross para hacer negocios con Marco, el conde de Westcliff. Desde su primer encuentro cada uno cambiará la vida del otro para siempre.

La historia de ambas me han resultado encantadoras y muy de romántica clásica, aunque he echado en falta algo más de desarrollo sobre su futuro y sobre la vida de todos al final.

Me falta mencionar al hermano de las chicas, Marco, o Marcus como ha sido traducido en el resto de libros de la serie, es el actual conde de Westcliff, un hermano que desea proteger a sus hermanas que ya han sufrido mucho de cualquier peligro que las aceche, por lo que hará lo necesario para que así sea, a pesar de que a veces pueda llegar a parecerse a su padre, algo que odia. Marcus es el protagonista de uno de los libros de la serie Wallflowers y por lo que he visto podremos seguir encontrando su personaje a lo largo de la serie.

Una mención especial para Adam, el amigo de Aline, no sé si este hombre encontrará la felicidad o no, o si la autora le dedicó alguna de sus obras, aunque lo dudo dada la naturaleza del personaje, pero me ha parecido una persona muy especial y me encantaría que encontrará su final feliz de alguna u otra forma.

Una de las cosas que me llamó más la atención al comienzo fue el trato que le da la autora a la edad de los personajes. al comienzo, Aline tiene diecinueve años y se la considera una adolescente, una niña que apenas acaba de abandonar la niñez, por lo que nadie ve peligro alguno en que una muchacha de su edad se tire horas a solas con un muchacho de la misma edad en plena efervescencia hormonal. Después, doce años más tarde, las chicas piensan que si no encuentran un marido en los próximos años las van a empezar a considerar solteronas. Esto me resultó chocante, pues por los libros de este tipo que he leído las muchachas comenzaban las temporadas y su presentación en sociedad bastante jovencitas, diecisiete o dieciocho años, algunas incluso antes, y si no encontraban marido después de varias temporadas prácticamente quedaban descartadas y las podían considerar solteronas sin llegar a cumplir los veinticinco (Anne Elliot en Persuasión tiene veintisiete y ya se la considera una solterona). Así que ver a mujeres en la treintena considerándose en edad casadera es algo incongruente con la época, al menos con lo que yo he leído hasta el momento. Ojo, que no digo que una mujer a esa edad no pudiera casarse, pero no era lo habitual.

Nos encontramos con una historia en la que la llama del amor juvenil no se apaga con la decepción, sino que esa llamita continúa escondida, pero viva en ambos pese al tiempo, y que renacerá con una fuerza inconmensurable, pese al miedo y la venganza. Se deberán superar el orgullo y el resentimiento para lograr que la antigua magia vuelva a unirlos. Una historia encantadora en la que personajes protagonistas y secundarios van a la par, dos historias, dos amores, que te llegarán al corazón.

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