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¿Si no volvería al colegio ni por todo el oro del mundo (bueno, si es TODO el oro del mundo lo mismo me lo pensaba), por qué me llaman tanto la atención las historias ambientadas en colegios, internados y/o reuniones de ex-alumnos (¡otra cosa a la que no iría ni muerto!). La premisa de “El internado” lo tenía todo para encantarme, pero ha sido una lectura entretenida sin más. Lucía es una periodista que regresa al internado galés donde estudió. Lo que prometía ser un fin de semana de reencuentros y de rememorar viejos tiempos, se complica cuando un ex-alumno desaparece y Lucía parece ser la única persona preocupada por él. ¿Por qué tenía tanto interés en hablar con ella la noche anterior a su desaparición? ¿Qué se esconde detrás del desinterés de sus ex-compañeros y profesores? “El internado” es un claro ejemplo de libro al que la forma en que se ha vendido le hace un flaco favor. Se describe como una historia de terror gótico, acción y espionaje internacional y, lo siento, pero no. Es una historia de misterio. Punto. El resto está presente mínimamente (algunas ni siquiera eso) en forma de pequeñas pinceladas que apenas tienen relevancia. La sinopsis promete una cosa que no es, y claro, luego llegan las decepciones. La historia comienza con un prólogo de lo más intrigante que inmediatamente captó mi atención, pero que no tendrá sentido hasta el momento de la resolución. A partir de ahí la historia avanza a través de saltos temporales entre el reencuentro de ex-alumnos en la actualidad y su pasado cuando eran estudiantes diez años atrás. La trama no tiene grandes giros, pero aún así logró mantener mi interés, y esto fue gracias a un estilo sencillo y directo que hace que la lectura sea muy fácil. Por momentos resulta un poco repetitivo ya que se centra demasiado en la preocupación de Lucía y la desidia del resto por el compañero desaparecido, pero sin llegar a hacer ninguno de ellos mucho al respecto. Quitando el personaje de Lucía, no sentí que llegase a conocer a ninguno de los demás. No terminé de creérmelos ya que, aunque en la actualidad se les presenta como gente poderosa e influyente, seguían sonando como los niños ricos malcriados del pasado. El internado, con sus torres, jardines, biblioteca…era el escenario perfecto para crear una atmósfera inquietante pero, en mi opinión, podría habérsele sacado mucho más provecho (especialmente en la parte del presente). La resolución fue demasiado rápida y no cumplió con las expectativas creadas. Historia entretenida para pasar unas horas, pero que no deja poso, no llegando a explotar todos esos elementos que prometían mucho pero que se van diluyendo conforme avanza la historia. |
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