Una trenza de hierba sagrada

Este ensayo tan especial podría ser de lectura casi obligada. Sobre todo para las personas que han perdido el arraigo a la tierra o la subestiman. Bien porque piensan que no va con ellos o porque no ven (no quieren ver) el deterioro que la estamos causando con nuestros actos.

Me ha fascinado Robin. Botánica de profesión que lleva lo ancestral en su herencia. ¿Por qué iban a entrar en conflicto la ciencia con la sabiduría nativa e indígena y el amor por la tierra?
Eso es lo que ella viene a defender aquí. Tiene una completa cosmovisión de la tierra. Ha intercalado explicaciones y observaciones científicas con la óptica indígena.

Robin pertenece a la tribu nativa de los Potawatomi y gracias a esta pertenencia y a todo lo que ha ido aprendiendo del saber indígena, nos regala
este libro donde habla del amor a la tierra, de la gratitud y reprocidad, los aprendizajes que podemos llegar a obtener de cada una de las plantas que pueblan los bosques o humedales
para que nuestra conciencia ambiental despierte, frente a nuestro acelerado despilfarro y daño causado.

Lo que más me ha gustado es que haya compartido sus propias experiencias y recuerdos. Creo que nutren el relato y calan mucho más hondo. Ha escrito como nativa, científica, madre y mujer. Los relatos indios abundan: Mujer Celeste, Wendigo o Nanabozho son solo algunas de las historias que narra.
Además, ha dado espacio para la reivindicación, para contar como usurparon los territorios nativos desde la colonización, como desplazaron a sus habitantes originales a las reservas,
como han intentado a través de los siglos borrar su propia lengua, como arrasaron con toda la tierra y como la siguen explotando hasta el día de hoy. Pero ellos aún resisten. Los ancianos de las distintas tribus siguen enseñando a los suyos para que su cultura, tradiciones e idioma no caigan en la extinción.

Robin ha trenzado un diálogo brillante a través de la gratitud y la reciprocidad. Una ancestral trenza de hierba sagrada. Tenéis que leerlo🌱