Estimulante, provocadora y complicada. Una utopía contemporánea que, como toda utopía, es problemática. Sin embargo, es refrescante leer una obra que se aleja del cinismo, señala claros culpables y llena de matices un asunto tan complicado como es el del cambio climático. La revolución al fin y al cabo. No me gusta el ligero aroma tecnoutopista que desprende, ni me convence esa confianza en la racionalidad desesperada de las naciones y corporaciones. Pero al final este tipo de obras son eso, faros con los que soñar, orientarnos y animarnos a construir un mundo mejor; aunque no sea exactamente el que proponga el autor |