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Este libro te deja sin aliento. Es, con diferencia, lo más desgarrador que he leído hasta ahora, pero indudablemente lo mejor que he disfrutado en todo el mes y seguramente en todo el año. Nos adentramos en la historia a través de los ojos de David, el vecino de la familia Chandler. A través de su perspectiva, nos damos cuenta hasta dónde puede llegar la maldad humana. No parece haber límites para la crueldad y la imaginación cuando se trata de causar dolor. Es impactante ver cómo la mente puede retorcerse hasta justificar actos atroces bajo la falsa creencia de estar actuando por el bien de alguien, sin advertir que se está perdiendo el control y arrastrando consigo a sus hijos y a los amigos de estos. Los niños, que deberían tener claras las distinciones entre el bien y el mal, pueden ser manipulados por un adulto hasta perder completamente esa noción. Es un libro extremadamente duro, pero su realismo inspira un miedo profundo al conocer la oscuridad que habita en la mente humana. Está inspirado en una historia real, el asesinato de Sylvia Likens en 1965. |
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