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La novela se centra en la llegada de dos hermanas huérfanas, Meg y Susan, a vivir con la familia Chandler compuesta por Ruth y sus tres hijos preadolescentes en un típico barrio americano; de esos que son una calle sin salida y donde todo hijo de vecino se conoce uno a otro. Lo que podría parecer una historia como otra cualquiera se convierte pronto en una historia de terror y pesadilla cuando Ruth, la matriarca de los Chandler empieza a instigar y elucubrar contra Meg, la mayor de la hermanas, derivando finalmente en el encierro de ésta en el sótano y en su tortura por parte de Ruth, sus hijos y la gran mayoría de los chavales del barrio. Aquí, es cuando el libro se hace difícil de leer. Muy difícil, en serio. Las últimas cien páginas son brutalidad, crueldad y maldad en estado puro. Yo tenía que parar cada 15-20 páginas porque la tensión me podía. Lo que se narra no admite estómagos débiles. Lo que no se narra es peor. Jack Ketchum te convierte en cómplice del crimen pues no paras de leer pero también te convierte en la víctima; el dolor y la angustia al leer las torturas es real. Muy real. Tan real que llegado un momento yo tuve que parar de leer pues me vi llorando de lo horrible que era. Es una historia de horror que engancha al principio y también al final, pero cuesta llegar a ese final. Es una historia que no se olvida y que solo recomiendo abordarla en un momento en que estéis emocionalmente estables y saludables porque de verdad que está fuerte. |
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