La voz dormida

🐦Hace tiempo leí El ruiseñor de Kristin Hannah.
Lloré.
Mi pareja de entonces, sentado al otro lado del sofá, me miraba de reojo.
De ese reojo que viene a decir: "Verás, ahora me dirá que es una historia preciosa...".
Y lo era.
Al igual que La voz dormida de Miranda Kellaway.
Claro que esta vez la experiencia ha sido completamente diferente.
Empezando porque mi lado del sofá ahora es mi sofá entero y porque, ese anhelo que te impide soltar el libro, ese "sólo una página más y lo dejo", como si se tratase de una adicción, me ha acompañado durante toda la lectura.
Es más, Miranda ha escrito con asombrosa maestría la historia de una familia en tiempos convulsos, cuando el odio se extendía por la vieja Europa como un manto negro.  Pero lo ha hecho desde el presente, poniendo ante el lector el mejor de los cebos, una exquisita mezcla de thriller y suspense, pincelada con gotas de romance y de terror, que me ha hecho viajar hasta el lago Garda, en Italia, en pos de un misterio que para muchos habría sido mejor que siguiera oculto.
Así, desde mi sofá, he visto surgir ante mi unos personajes tan reales que me parecía estar viendo una película, como si en vez de leer, estuviera ante la pantalla de mi televisor, enganchada a la trama.  He sentido la confusión, el desespero y el miedo de Leandro, un joven anticuario, cuando, tras recibir una antigua casa de muñecas, empieza a tener aterradoras visiones. Y también he vivido su afán y el de su ayudante, Erika, por descubrir el origen de estas.
De esta autora sólo conocía su vena más romántica, por sus libros publicados por ediciones B, pero, con esta obra, se afianza en un género que estoy segura le traerá grandes ilusiones.