 |
«Lo ha denunciado el guarda de la plaza de la Encarnación por pedir las sobras» Empiezo con una frase que seguro sucedió y sucede, no hace mucho vi un vídeo en no sé qué periódico de un hombre con una manguera mojando a una mendiga, impacta y sobrecoge. El marco histórico de esta novela es la guerra civil española y sobre él, Juan Ramón Biedma teje varias tramas que podrían ser perfectas historias independientes: la desaparición de un tríptico, Crisanta no lo va a tener nada fácil, para ello deberá tratar con un ser despreciable, Manuel Díaz Mayordomo; una caserón encantado en la calle de Arrayán, casa del Malmuerto, que nos desvelará los entresijos de la Sociedad Mediúmnica de Sevilla, «con lo sobrenatural nos montamos una cofradía y nos tiramos a la calle para pasearla, sin dejar de mano las consiguientes paradas a las tabernas», en la sociedad acudirán a los dones de una niña vidente sobre estimulada, la pequeña Anita, y por último, la desaparición de unos niños, su asesinato, Paquito, nos llevará a un orfanato dirigido por un personaje sin escrúpulos ni decencia, Marcelo Antúnez, «denunciar el crimen sería hacer oposición para terminar en su misma situación». Estos hilos gruesos de la trama se irán enriqueciendo con las vidas de los personajes, con la de Crisanta, Diosdada y Anselmo, Rublos y su pesada mochila, Chacón y Fox, Juan Serrador y Leandra, Rafael Morgado, y un largo etcétera, que como os digo enriquecen la obra. Muy recomendable. |
>
