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Finalizo maravillada la primera parte de este cuarto volumen de la saga de la Rueda del Tiempo del maestro Jordan. Para mí, como sabéis, es relectura, pero no deja de sorprenderme lo mucho que disfruto la historia a pesar de eso. ¡Hay tantos detalles que no recuerdo! Los capítulos finales de este libro son excepcionales, aprendemos del pasado lejano (en el que nada es como creíamos) para poder afrontar el futuro, incierto. Descubrimos a lo largo de estas páginas más cosas acerca de nuestros personajes, la debilidad de los que nos parecían fuertes y la fortaleza de los que creíamos perdidos e indecisos. Perrin y su gran corazón, Mat y sus cosas, que siempre me hacen sonreír. Se cumplen visiones y profecías, y aparecen nuevos personajes que se prometen fundamentales para la historia que nos aguarda. |
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