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“Hoy la novela únicamente debería proponerse ser divertida, brutal y corta" Eso nos dice el autor a través de uno de sus personajes y, en efecto, este es un libro divertido en ocasiones y brutal en otras, incluso divertido y brutal a la vez; es un libro donde se aúnan la brevedad del relato y la sencillez de su lectura; un libro diferente en su forma; un libro donde los personajes son conscientes de vivir en una novela y que incluso charlan con el narrador, mientras que este no pierde ocasión de provocar al lector, de incitarle (las apariencias de los personajes se dejan totalmente abiertas a nuestras preferencias, incluso escenas tan apetecibles como los encuentros sexuales son expresamente confinados a la mucha o poca imaginación del quizás decepcionado indolente lector) y hasta de comunicarle sus disquisiciones acerca de la escritura de esta novela en particular como referente de la novela en general. Abstenerse, por tanto, aquellos lectores que necesiten meterse en la historia o identificarse con algún personaje para poder disfrutar de su lectura... yo tampoco he disfrutado mucho, por otra parte. |
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