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¿Qué siente una persona que sabe que tiene los días contados? ¿Qué siente una persona que ha tratado tres veces de quitarse la vida? Las respuestas no están en este libro. No las encontrarás aquí. “Cerré el libro y estuve llorando durante una hora entera. Lloré por todos y cada uno de ellos. Lloré por las imágenes que se me venían a la cabeza y por cada palabra escrita. Todavía tengo el corazón destrozado”. Eso fue lo primero que escribí cuando me recuperé del shock. La sociedad funciona de maneras fascinantes. Cada persona tiene una concepción del bien y el mal. Tú también la tienes, igual que la tengo yo. El bueno y el malo, el malo y el bueno. Gong Jiyoung atenta contra eso. Atenta contra la sociedad entera en una crítica feroz en la que trata una interminable lista de temas. Te revuelve el estómago, te hace pensar, reflexionar y replantearte los valores y la realidad. Ha sido un mazazo, una sacudida a todo lo que creía y defendía. Todavía se me eriza la piel al pensar en este libro. Ha tenido un efecto en mi que nunca creí que experimentaría. Es difícil describir la avalancha de sentimientos que me embarga cada vez que lo recuerdo. ¿Qué tan extensa es la gama de colores que se extiende entre el blanco y el negro? ¿Hay algo en este mundo que pueda ser de un solo color? ¿Existe tal cosa como la justicia o la familia? El debate es extenso; la respuesta, difícil. Iuyeong. Iunsu. Una sala de visitas. Pasteles de arroz recién hechos. Así arranca una historia a dos voces, hipnóticas gracias al estilo de la autora. Una historia perfectamente estructurada y conducida por estas voces. Una historia que todavía me cuesta definir. Una historia a la que ni esta reseña, ni ninguna que pueda llegar a hacer, está a la altura. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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