Las manos de mi madre

Luisa está hospitalizada, con la memoria a la deriva, y la visión de sus manos sobre la sábana blanca del hospital llevan a su hija Nerea a reflexionar. Sobre el pasado de su madre pero también sobre su propia vida, su matrimonio y su trabajo, cuestionándose hasta qué punto es feliz.

Hace no mucho que descubrí a Karmele Jaio con La casa del padre y tenía claro que iba a volver a leerla. Esta que os traigo hoy es su primera novela, con poco más de 150 páginas pero muy profunda por la dureza del tema que trata. Luisa ha perdido la memoria, está hospitalizada, y esto da pie para que Nerea indague en la vida de su madre, aprovechando también que su tía Dolores ha llegado desde Alemania para acompañar a su hermana en el hospital.

¿Cuál es el secreto de la psique humana? ¿A dónde vamos cuando la memoria más reciente se esfuma y solo recordamos ciertos hechos relevantes de nuestro pasado lejano? Únicamente quien lo haya vivido sabrá de qué hablo, de lo complicado de esos momentos en los que la persona enferma no te reconoce, o incluso de esos pocos segundos de claridad tras los que regresa el abismo. Por eso Nerea se pregunta dónde estará su madre, su esencia, no le cabe en la cabeza que teniéndola delante ya no sea ella misma.

Aún siendo una historia cortita es dura, y hace pensar. Porque al hilo de lo que le ocurre a su madre Nerea piensa en su propio pasado, en su trabajo, en su hija y en su matrimonio. Y al reflexionar sobre todo ello cae en la cuenta de que, quiza, no esté haciendo las cosas como debiera.
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