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Autor de mangas tan leídos y valorados como 'Buenas noches, Punpun', Asano esta vez tampoco escatima en el sentimiento de desasosiego que ancla permanentemente en su protagonista. de personalidad melancólica y catastrófica, Fuzakawa tiene la percepción del mundo distorsionada en dirección a las más bajas expectativas. Entonando el mea culpa su obsesión hacia el trabajo, éste produce un vacío que desemboca en la paradoja del 'workaholic': desesperada e indiferentemente se busca una vía de escape, de preferencia hedónica. Corriendo al encuentro del cariño mediante el sexo casual, las relaciones se sienten huidizas y con poca sustancia emocional, y al ser tan constante provoca irremediablemente una falta de empatía hacia los protagonistas, esencial en el género drama. No es un tira y afloja, sólo un hombre perdido sujetando una cuerda tras de sí. Se continúa la lectura hasta el final en busca de un repunte sentimental (ya sea positivo o negativo) que nunca llega. La palabra mangaka llena los ojos del lector, pero en ningún punto se produce siquiera amago de lagrimeo. Afín a los lectores gustosos de obras como La metamorfosis de Kafka, dónde se antepone el trasfondo a la trama. Personalmente, prefiero que exista un equilibrio sólido entre complejo entramado de una cosmovisión común y simple talento narrativo.
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