La relación entre Rosa e Iván, madre e hijo, siempre fue muy especial: sólo se tenían el uno al otro y con eso era más que suficiente. Ahora, en plena adolescencia, Iván ha comenzado a hacerse preguntas sobre su pasado: ¿Quién era su padre realmente? ¿Por qué nunca ha conocido a nadie más de su familia? ¿Qué le oculta su madre y qué le llevó a abandonar a todos aquellos amigos o familiares que pudieran dar testimonio de su pasado? La búsqueda de respuestas, de esa identidad que nota que le falta y de un pasado familiar que vaya más allá de su madre, es el ‘leitmotiv' de esta historia. Así, poco a poco, el camping que regentan madre e hijo, junto con Mabel, la socia de ésta, el lugar en el que más tiempo han permanecido, comienza a asfixiarle y buscará las respuestas en Palencia, la ciudad de origen de su madre y de su padre. Según avanza la novela, la evolución de los personajes crece en calidad, profundidad y dramatismo. La idílica relación madre-hijo -un poco tóxica por parte de una madre que no quiere asumir que su hijo está creciendo y merece elegir el camino que seguirá su vida- se irá enturbiando. Porque, al final, la verdad se traduce en conocimiento y conocer lo que se le había ocultado hará que nada vuelva a ser como antes. No voy a negar que es una novela que engancha desde los primeros capítulos porque tiene todos los ingredientes para funcionar -la compleja relación madre-hijo con sus altibajos, la pérdida del padre, la búsqueda de la identidad y las raíces, así como su ambientación en la España de la transición democrática-, pero que, a mi parecer, va perdiendo algo de fuelle hacia la segunda mitad y que queda algo ‘inconclusa', quizá con un final demasiado rápido, cuya conclusión que cierra la trama resulta un tanto precipitada. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |