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¡Madre mía, madre mía, madre mía! ¿Pero qué ha pasado en este tomo? ¿Cómo se puede pasar de la felicidad a la tristeza en tan poco tiempo? No me esperaba para nada la decisión de Takara, pero para nada. Con lo bien he me caía, ¡cómo ha podido hacerle eso a Hikaru! No lo entiendo. Por mucho que la otra se haya lanzado a salvarle, eso no es motivo suficiente. Ay, mi madre la que se lía. Y cada vez me está gustando más Arata, es lo más tierno que hay sin saber controlar aún sus sentimientos. Espero que esto se solucione en el siguiente porque si no me da algo. Sigo queriendo un trío.
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