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Si todo libro de opinión es susceptible de generar polémica, este no va a estar exento de ellas, pudiendo encontrarlas de manera fácil tanto en el fondo como en las formas. Michel Houellebecq plasma en este escrito, “Unos meses de mi vida”, episodios de su vida acaecidos entre octubre de 2022 y marzo de 2023, poniendo punto final al texto el 16 de abril de este mismo año, dos días antes de que se dé audiencia a uno de sus recursos interpuestos, del que augura escasas posibilidades de éxito. Si bien Houellebecq va desgranando cronológicamente sus avatares, el grueso del volumen lo acaparan dos sucesos: la entrevista con el filósofo Michael Onfray en el que Houellebecq relaciona la islamización de Europa con el aumento de la delincuencia, y unas grabaciones sexuales filmadas con su consentimiento pero que, bajo la firma de un contrato fraudulento, otorga derechos no deseados al productor del film. El ensayo comienza con las explicaciones de Houellebecq acerca de sus polémicas declaraciones sobre el islam, desdiciéndose de algunas de sus afirmaciones, y matizando otras bajo el amparo de una entrevista demasiado larga. Igualmente hace hincapié en cómo sus detractores malinterpretan sus palabras, aprovechando cualquier fallo para atacarle. Este tema comprende menos de la mitad del libro, y si bien, cronológicamente Houellebecq vuelve a él más adelante, el tema de sus grabaciones sexuales acaparan la mayor parte del interés del autor en que quede claro en qué condiciones se rodaron. Es curioso cómo un autor al que, a priori, poco o nada le han importado sus polémicas anteriores, se ve afectado por estas nuevas, sobre todo la referida a su incursión amateur en el mundo del porno, resultado del que, abatido por cómo se dieron las circunstancias, confiesa sentirse igual que una mujer violada. Al margen de estos dos temas principales en los que el autor trata por todos los medios de que su versión de los hechos prevalezca por encima de cualquiera otra, independiente de cómo acabe en los juzgados, el libro tiene otros alicientes de mayor interés literario como en los que el autor cita o nombra a otros literatos, buscando apoyo en alguna de sus afirmaciones. Como adelanté al comienzo de esta breve reseña, creo que tanto los incondicionales de Houellebecq, como sus detractores, hallarán un texto plagado de luces y de sombras, al que quizá el formato de libro le quede algo grande, pero al que su publicación en otro formato menor, no le habría dado la importancia buscada por el autor. |
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