Sin duda una historia que poca gente imagina, turbia y oscura pero también con un ligero toque de romance, y amistad por supuesto. En algunos aspectos Emery me recordaba al mago Howl, de El castillo ambulante, y eso desde luego es un punto muy a su favor. Y al igual que Ceony nunca imaginé que la magia de papel tuviese unos usos tan amplios y tan interesantes como dar vida a los personajes de los cuentos o tener una mascota. Acostumbrada a historias de magia negra esta me ha sorprendido gratamente.
|