Little Bird

La historia nos sitúa en un distópico Imperio estadounidense, gobernado por una especie de secta religiosa y que se encuentra en permanente conquista de otros territorios. Tras el ataque a su aldea, la protagonista que da título al cómic decide activar la resistencia canadiense y contraatacar, lo cual le llevará a descubrir también cuáles son sus verdaderos orígenes.

Por su parte, el Gobierno de creyentes usa la violencia como moneda de cambio y no le importa arrasar con todo cuando se trata de conseguir su objetivo, que por un lado es esa expansión de territorios, pero, sobre todo, es alcanzar la cura para el hijo del sacerdote principal, que parece tener una enfermedad de nacimiento que va acabando progresivamente con él. Para obtener la cura Little Bird es un elemento clave, porque parece ser que en su sangre reside la inmortalidad.

En un principio el cómic me ha recordado a La princesa Mononoke, no solo a nivel estético, sino también un poco por tempo y mensaje, pero poco a poco he visto como la distancia se hacía más grande y “Little Bird” tomaba una deriva más violenta y que llamaba menos mi atención. Me ha dado la sensación de que la historia se pierde un poco entre tanta puñalada y espadazo, como si dieran más importancia a esa estética violenta que a la propia historia, y al final terminas por no conectar mucho con nadie. Eso sí, el dibujo y el color son alucinantes, quizás pecan un poco de hiper detallados, pero me han recordado un poco a Katsuhiro Otomo.