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Bosque Mitago surgió en un primer momento como un relato corto, pero tras ganar varios premios se extendió a novela y dio origen a una saga de seis volúmenes escritos entre 1984 y 2009. Aunque solo se han traducido al español Bosque Mitago y Lavondyss, Gigamesh ha recuperado ahora esta historia en una nueva edición preciosa. Ambos volúmenes son independientes y, por lo que leído, poco merece la pena leer el resto . Esta novela da el aspecto de contener una fantasía al estilo de El Señor de los Anillos o Juego de Tronos, pero es todo fachada. Aquí no encontraremos elfos, dragones, o grandes batallas. Si hay un bosque mágico, monstruos y realidades ocultas, pero son pinceladas minúsculas centradas más en darle vida a las leyendas y a la mitología celta que en construir un universo propio. El autor nos hace espectadores del viaje que emprende el protagonista hacia una especie de "realidad alternativa", donde los recuerdos colectivos de la humanidad cobran vida, y los héroes tradicionales renacen y se transforman una y otra vez. Todos estos elementos generan una atmósfera única, misteriosa y extrañamente adictiva. Sin embargo, el argumento y la trama de la historia dejan de tener importancia conforme nos vamos adentrando en ella. Me he desubicado igual que un explorador sin brújula, movido únicamente por inercia, en lugar de por querer conocer el final de la trama. Y es aquí donde reside mi gran duda, pues una vez terminé la lectura, lo que permaneció no fue la historia o los personajes, sino imágenes, conceptos o escenas concretas. Tengo la misma sensación que se tiene al despertar de un sueño y recordar solo fragmentos desordenados. En definitiva, creo que Bosque Mitago tiene muy buenos elementos para ser una gran historia, pero que no se aprovechan del todo. No es una novela sencilla, ni ordinaria, y dudo que guste a todo el mundo. Aunque quien tenga el valor de adentrarse en ella encontrará una manera diferente de experimentar la fantasía. |
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