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Traspié ha vuelto, unos 15 años después de los hechos ocurridos en la Trilogía del Vatídico. Vuelve acompañado de personajes ya conocidos y otros nuevos, pero sobre todo, viene con el poso del tiempo transcurrido y de las experiencias vitales de toda su vida. Me encanta como Robin Hobb va hilvanando la historia desde un inicio pausado, acorde con el modo de vida de Traspié, en el que poco a poco se van introduciendo pequeños elementos que hacen avanzar la historia. Traspié se ve arrastrado de nuevo al centro de una vida que ha intentado evitar por todos los medios: asuntos de la corona, intrigas de la corte, etc. Vuelve a ser un instrumento de las voluntades de los demás. Vuelve a ser "el Catalizador". Si no supiera que el libro es el inicio de una nueva trilogía, podría pasar perfectamente como un epílogo a la historia de Traspié. Por suerte, quedan dos novelas más por leer, y ya voy haciendo cábalas de por dónde podría Robin Hobb dirigir la historia. A lo largo del libro se hacen varias referencias a lugares y hechos que descubrimos en la anterior trilogía, la de Las Leyes del Mar. Deseando ver como evoluciona todo. |
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