La ecuación del amor

A mí me gusta mucho la novela romántica y no le hago ascos a las novelas especialmente rosas o especialmente dulces, lo único que no le perdono es el amor instantáneo y desgraciadamente muchas novelas de éste género pecan de eso… pero concentrémonos en La ecuación de amor.
Esta es ya como la tercera novela que leo con personajes especiales y me gustan, me encanta que encuentren voz, aunque sea en una historia cursi y estereotipada.
Esta es una novela ligera y tierna que revestida de rosa trata algunos temas no tan ligeros como los patrones normales o no de las relaciones interpersonales y las personas especiales (sin eufemismos).
Me hubiera gustado encontrar un poco más de matemáticas en sus páginas, debe ser deformación profesional (no soy matemática).
Stella enfrenta la tarea de mejorar en las relaciones personales, como hace todo: con un plan ordenado y aprende poco a poco que sentir no tiene nada que ver con lógicas o algoritmos.
La novela está llena de lugares comunes, clichés, todo es bastante predecible, pero igual disfrute su lectura porque a pesar de ser igual a muchas novelas es diferente, es diferente sus personaje principal y es diferente cómo su autora la presenta. Me encanta que presenta a Stella tratando de encajar en una sociedad que es casi imposible contentar sin los códigos correctos y ni siquiera esos códigos correctos son tan correctos, porque muchas veces se basan en la hipocresía
Otra cosa que disfrute mucho fue que Helen Hoang habla desde la experiencia sin pretender hacer un tratado de psicología, no se regodea en la autocompasión y escribe cuidando los detalles, con personajes muy orgánicos. Helen Hoang logró que amara a algunos personajes y quisiera dar una cachetada a otros, eso siempre lo valoro positivamente en una historia… que me haga sentir la necesidad de entrar en las páginas y actuar.
Si me parece de pulgar abajo tantas páginas, y la familia de Michael parece un poco forzada para dar un contraste, tantos personajes y tan poco no me pareció necesario.