 |
La venganza de Ken Malory es una preciosa historia en la que lo salvaje se vuelve ternura. Nieves nos ha dejado una novela que nos sumerge en la clásica ambientación del Oeste, la de las viejas películas de los domingos, con extensas praderas, vaqueros rudos, tiroteos en el saloon, diligencias, telégrafo, indios y pistoleros. Una ambientación que, además, está bien documentada -me ha encantado leer las notas de autora- y que hace la lectura mucho más real. Tras un prólogo potente y crudo, como la vida en aquellas tierras, la historia nos sitúa en Boston durante 1870. Abby, que ha conseguido su sueño de trabajar en un periódico, se mete en líos a causa de un polémico artículo y su hermana y su cuñado deciden enviarla a Nueva York para protegerla, algo que a ella no le hace gracia en absoluto. Por suerte, recibe una inesperada herencia: su tío le ha legado un pequeño periódico en Austin, Texas. Ella abandona Boston, sin decirle nada a su familia, y aquí es donde comienza la aventura. Abby, la "señorita del este", es una mujer con las ideas muy claras y con habilidades muy concretas: entre ellas dibujar y disparar un revólver colt. No permite que nadie le dicte las normas, sino que prefiere seguir sus propias reglas, aún cuando en ocasiones deriven en malas decisiones. Y, sobre todo, no permite que nadie limite sus sueños por su condición de mujer, mucho menos un hombre. Hubo uno que intentó hacerlo y ella lo dejó atrás sin remordimientos, y aprendió que era mejor no fiarse de ninguno. Claro, que nada la había preparado para Ken Malory. Ken es un hombre rudo, salvaje, peligroso, roto por dentro. La vida y los hombres lo han golpeado con dureza, y él se ha propuesto devolver los golpes. Solo tiene una idea fija: vengarse de aquellos que le arrebataron todo lo que tenía y amaba. En sus planes no entra ninguna otra cosa, hasta que Abby St James se cruza en su camino y termina convertido en el guía de la mujer más orgullosa y preciosa que ha conocido en mucho tiempo. Algo que, sin embargo, le provoca un pánico atroz. Ambos son tozudos, de carácter fuerte, determinados, con un irónico sentido del humor, pero también apasionados, sinceros y leales. Su historia de amor se desarrolla con lentitud entre el fuego de la pasión y el frío de la indiferencia, entre tiras y aflojas, entre malentendidos a causa de palabras no dichas y preguntas no hechas. A veces me daban ganas de sacudirlos a los dos, pero era necesario para Ken hacer un proceso interior de sanación. Si hay momentos apasionados antes de que ambos acepten sus sentimientos, los que vienen posteriormente están colmados de ternura. Junto a la historia de amor, Nieves nos hace vivir una auténtica aventura en el Oeste con una trama de persecución, unos asaltantes y unos indios que los arrastran a su campamento. Con una narrativa fluida, vamos pasando de una acción a otra, haciendo que el ritmo de la historia nos mantenga en un vilo constante y con ganas de leer hasta el final. He disfrutado mucho con la historia y lo maravillosamente bien escrita que está, con los personajes y con la ambientación. Si queréis viajar al Oeste en una aventura trepidante y con un romance tierno y apasionado, os recomiendo su lectura. |
>
