Enrique Hernández Montaño ha creado una magnífica versión del viejo mito de Jack el Destripador. Desde el principio al fin de la narrativa el autor nos lleva a ritmo vertiginoso por los recodos de su fértil imaginación y nos sumerge con maestría en la brumas de aquel sórdido Whitechapel, donde el asesino sin rostro quitó la vida de, al menos, cinco mujeres. Una pluma notable que nos hace pasar un muy buen rato mientras nos internamos "entre las sombras" de esta historia trepidante.
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