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Por una parte, más que de casas encantadas, la cosa va de muñecos (marionetas) poseídos. Y la cosa es que los muñecos endemoniados no es un subgénero del terror que me llame particularmente la atención ni que me tome muy en serio (ni Chucky, ni Annabelle, ni nada). Por otra parte, la forma de escribir de Grady Hendrix siempre consigue que me interese por la historia y quiera seguir leyendo. Es una historia que da vueltas y giros que hace que avances con fluidez. Y aunque los personajes no me hayan encantado, GH los lleva tan bien que hace que quieras seguirlos, aunque no sean santos de tu devoción. En este libro explora las relaciones de familia, sobre todo entre hermanos. Y es que hay malentendidos, secretos, recuerdos sesgados que pueden deteriorar una relación o hacerte ver (o no ver) el pasado con unas lentes engañosas. Mi mayor decepción es solo culpa mía: pensaba que el libro iba a ir por otros derroteros en cuanto a la temática de casas encantadas. No me esperaba los muñecos para nada y tampoco los quería. Y aún así he disfrutado la historia hasta el final. También quiero destacar que en mi cabeza todo tenía tintes de película noventera de terror. ¿Será por el tema de muñecos diabólicos? ¿O por cómo ocurren y se describen las escenas de terror? Casi seguro por ambas. En fin, que aunque a mí lo de los muñecos no me funciona demasiado, es un libro entretenido, narrado a la manera de Hendrix que tanto disfruto, con buenos momentos, aunque lo que se dice miedo, no dé. |
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