Con cada libro suyo que leo me enamoro más de la pluma y la mente de Kristin Hannah. Durante casi seiscientas páginas, logra dar vida a personajes tan complejos, cercanos y humanos que resulta imposible no sentirlos como parte de una misma. La crudeza de la segunda guerra mundial sirve como telón de fondo para construir una durísima historia que te agarra el corazón con fuerza y no te suelta hasta la última palabra y, junto al ritmo adecuado para procesar y volver a coger aire, la autora firma una novela redonda sostenida por esos valores que nos unen como personas. |