Al amigo que no me salvó la vida

«Este libro solo tiene su razón de ser en ese margen de incertidumbre que es común a todos los enfermos del mundo»

En 1988, a un joven Hervé Guibert le diagnostican SIDA y el mismo año comienza a escribir este libro donde relata los meses posteriores a la noticia. Publicado en 1990, el autor finalmente muere en 1991. En menos de trescientas páginas, Guibert no solo describe detalladamente el deterioro físico producido por una enfermedad rotunda y estigmatizante, sino el impacto que una sentencia de este tipo tiene en la vida de una persona y en ese sentido su relato es casi universal.

Y entre los amigos del autor, están Foucault e Isabelle Adjani. Presenciamos los últimos días de Foucault, también enfermo de SIDA, los rumores sobre Adjani. Parece que ese fue uno de los motivos de la fama que consiguió este libro, porque Guibert, usando seudónimos, no esconde nada: ni las orgías, ni las diarreas, ni la demencia, ni los médicos que no tenían ni idea, ni las promesas vacías de salvación.

Un relato atrevido y muy duro, pero también divertido a ratos (el capítulo de Thomas Bernhard es extraordinario) y lleno de frases largas, con pocas pausas, dando saltos casi imperceptibles del pasado al futuro. Pero a veces también técnico y conciso. Ha sido una lectura difícil por lo que narraba, pero también cautivadora.