La cárcel de aire

Aurora Guerra es guionista y creadora de algunas de las series de ficción más conocidas de nuestro país. Se estrena en la novela negra con “La cárcel de aire”, un thriller sobre el mundo del arte y los ladrones de guante blanco, que entretiene y divierte a partes iguales gracias a sus personajes y a una trama que, aunque en apariencia parece sencilla, pronto se muestra como un juego de muñecas rusas en el que cada nueva revelación esconde algo más detrás.

Carlota es una superviviente. Tras una infancia marcada por su paso por un orfanato, malvive en Madrid trabajando como camarera. Durante uno de esos trabajos en una galería de arte ve la oportunidad de sacarse un extra con el robo de unas acuarelas. Cuando creía haber salido airosa del robo descubrirá que ha sido vista por Armando, un experto en arte que decide convertir a Carlota en una sofisticada ladrona. Pero ¿quién es la misteriosa mujer para la que trabajan ambos?

Si por algo me llamó inicialmente la atención “La cárcel de aire”, fue por la premisa que plantea. En un mercado saturado de historias de muertes y desapariciones se agradece una historia que busque otros ángulos dentro del género negro.

A su autora se le nota el oficio de guionista, ya que ofrece una historia ágil, con buen ritmo, a la par que crea unos personajes con numerosas aristas, a los que dota de profundidad y humaniza gracias a unos diálogos frescos y naturales, con esa chispa que hace que resulte tremendamente sencillo empatizar con ellos, especialmente con Carlota.

Los tres protagonistas conforman un interesante triángulo en el que nunca puedes estar seguro de quién está jugando con quién, quién está manipulando y quién está siendo, o se está dejando, manipular. Esto hace que sus interacciones tengan un punto de turbiedad que alcanza su punto álgido cuando los tres se ven obligados a convivir en esa cárcel de aire a la que se refiere el título.

Carlota es de clase baja, deslenguada y muy espabilada, incluso se podría decir que es un poquito poligonera, tanto en las formas como en el fondo. Armando es la pulcritud y la elegancia personificadas, tanto en el vestir como en el habla. Esa relación de Pigmalión que se establece entre ambos, y el contraste tan marcado que existe entre ellos, dará lugar a situaciones y conversaciones hilarantes que ponen de manifiesto la enorme química existente entre ambos personajes.

La historia se desarrolla en dos líneas temporales que, discurriendo de forma paralela, van dosificando la información de forma que resulta harto complicado dejar de leer ya que, lo que en un momento determinado das por cierto, unas páginas después se descubre era otra forma de “engañar” al lector, en un camino que tiene como fin último la venganza (y ya sabéis lo que me gusta a mí una buena venganza 😆).

Moviéndose en el ambiente de lujo y sofisticación que rodea el mundo del arte, la historia toca temas como la lucha de clases, el eterno debate de naturaleza vs. crianza o ese amor, que termina convertido en obsesión, por el arte y la belleza de los objetos, llegando al punto de sentir la necesidad de poseerlos en exclusiva para que nadie más pueda disfrutar de ellos, haciendo lo que sea necesario con tal de lograrlo.

“La cárcel de aire” es un debut fantástico que espero sea el comienzo de una larga carrera de su autora dentro del género negro.