El final del affaire

Años 40. Londres. Después de la guerra. Dos viejos conocidos se encuentran. El casado le cuenta al que no lo está que cree que su esposa le está siendo infiel. Maurice Bendrix, el soltero, decide contratar a un detective para descubrir que hay de cierto en las sospechas de su amigo. Él había sido amante de Sarah, la mujer investigada, en el pasado.

Podríamos dividir este libro en dos partes, a partir de un momento muy concreto, clave para la historia; el bombardeo. La primera parte, antes del bombardeo es más misteriosa, con intriga, más terrenal, sobre la pasión, el deseo, las casualidades, los celos y cómo lo gestionamos o no.
La segunda, después del bombardeo, sigue tratando los mismos temas pero, desde un punto de vista más espiritual, con las dudas y tribulaciones que, a veces, provoca la fe.

El narrador es Bendrix, que cuenta su historia con Sarah y la evolución de la investigación que ha contratado. Las páginas vuelan, se pasan solas, el enganche es real y la escritura realmente buena.
El nivel de la prosa no varia pero, sí la percepción que tenemos de los personajes a medida que avanza la lectura. al principio, la información que tenemos de Sarah es reducida y claramente sesgada al ser explicada por Bendrix, la vemos a través de sus ojos, y de ahí que pueda parecer un poco fría. Esa frialdad, no termina de desaparecer en todo el libro pero, sí es cierto que cuando cambia de narrador y leemos su diario, se entiende mucho mejor su comportamiento, aunque sigue dando la sensación de que nos faltan piezas. Y, eso es parte del atractivo del libro, no terminar de saber, un poco como los protagonistas que se encuentran en un momento de replanteamiento vital importante. Apuntar que cuando empieza el diario de Sarah baja el ritmo de pasar páginas, se hace un poco más pesado y para mí, ese capítulo, cambió la percepción del libro y empecé a desencantarme.
El motivo: Graham Greene se convirtió al catolicismo y en esta obra la religión, la figura de Dios y la interacción con Él tienen un papel muy destacado, especialmente, en la segunda parte de esta historia. Es muy importante hasta el punto de ser condicionante, y eso no me gustó.
Lo cerré pensando que es un buen libro muy bien escrito pero, no para mí.

Por cierto, la relación del detective con su hijo es de lo más tierna.