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Crítica de AlhanaRhiverCross


AlhanaRhiverCross
28 July 2018
Quizás tengáis la sensación de que esta historia ya la conocéis, puesto que no paramos de ver en la televisión o en la prensa nuevas oleadas de inmigrantes a ambos lados del Atlántico, ya sea intentando llegar a Norteamérica o a cualquier país europeo por el Mediterráneo. Los motivos que nos vienen a la mente cuando pensamos en estos movimientos migratorios suelen ser genéricos y se resumen en “Buscan una vida mejor”. Pero de detrás de esas masas de gente que llega en pateras por el estrecho de Gibraltar, de personas hacinadas en barcos que arriban a Sicilia o los grupos de jóvenes que intentan traspasar la frontera mexicana en los bajos de un camión, detrás de todas esas personas que simplemente agrupamos como “inmigrantes”, hay historias individuales que nunca nos molestamos por conocer porque, como os digo, la sensación es: siempre es lo mismo. Y es verdad, tan verdad como que las mismas historias no sólo se repiten independientemente de la geografía sino también de la época (refugiados de genocidios, refugiados políticos o refugiados de la guerra).
Esta novela nos muestra tres historias muy distintas separadas por un mundo de distancia y por décadas en el tiempo. Las historias están narradas en tercera persona pero de forma muy introspectiva, intercalando los puntos de vista cada uno de los protagonistas en capítulos muy cortos. Pese a que pueda parecer una historia dura, la verdad es que tiene un estilo muy juvenil con expresiones muy cercanas y sin dramatizar demasiado (pese a lo que narra). Se hace muy amena de leer porque además tampoco es muy larga pese a que en realidad podrían ser tres libros en uno aunque no sea por la extensión de páginas. Sus tres jóvenes protagonistas son personajes construidos sobre la base de sus duras circunstancias a pesar de que conocemos un poco cómo eran sus vidas antes de pasar a ser etiquetados como “refugiados”. Ese contraste entre lo que han conocido y lo que les toca afrontar ahora es lo que marca la evolución de cada uno de ellos, una evolución personal muy bien utilizada para mostrarnos que incluso en la adversidad se debe mantener siempre la esperanza.
En primer lugar, conocemos a Josef, un chico alemán judío a punto de convertirse en hombre tanto por sus costumbres como por sus circunstancias, que obligado a huir de Alemania por el régimen nazi, parte con su familia en un trasatlántico durante el éxodo de los años 30. Pero la sombra de Hitler es alargada y el inminente Holocausto amenazan con seguirlos allá donde vayan. Su historia a lo mejor es la más conocida, tanto en la literatura como en la televisión, porque han pasado muchos años y han sido múltiples las historias similares que se han querido contar para no repetir los mismos errores y para no olvidar los horrores de aquel genocidio. Aún así, Alan Gratz consigue dejarnos nuevas sensaciones que quizás no se ven en otras novelas, como por ejemplo, el estrés postraumático que sufrían las víctimas de los campos de concentración si lograban escapar o cómo el resto de países intentaban lavarse las manos ante las oleadas de inmigrantes judíos repartiéndose cuotas de personas (un poco como hoy en día, vamos).
Por otra parte, en la década de los noventa situamos a Isabel, una de las cientos de niñas de que se lanzaron en balsa desde Cuba para huir del régimen castrista por la constante vulneración de los derechos humanos y civiles a los que se veían sometidos los disidentes políticos, como el padre de Isabel. A la niña no le asusta el mar, no le asusta tener que empezar una nueva vida en Estados Unidos, ni dejar su casa, con tal de que su familia permanezca unida y sea feliz. En realidad, ni siquiera echará de menos a sus amigos porque el único que le importa, Iván, va junto a sus padres con la familia de Isabel (su padre, su abuelo y su madre embarazada). Aprovechan que Fidel Castro da un permiso especial durante unos días para apaciguar los graves disturbios que se producen en la calle y permite abandonar el país a los que quieran irse y como puedan. Es tremendo leer la cantidad de peligros que puede haber en el mar, además de las tormentas tropicales, los animales o el resto de barcos, aunque esta historia en particular es la que tiene más interacción personal porque aunque sea el trayecto más corto, son muchas horas en una pequeña balsa con bastantes personas a bordo en muy poco espacio. Así que casi todo son conversaciones entre ellos para matar el rato, discutir ideas para sobrevivir una noche más o para meterse con Castro.
Sin embargo, sin duda la historia que más me ha tocado la fibra ha sido la de Mahmoud, quizás porque es la que me toca más cerca y es la más actual, así que es difícil no identificarse con la tragedia de los miles de refugiados que huyen de Siria huyendo del Daesh y la guerra. La familia de Mahmoud lleva varios años conviviendo con las bombas y las masacres de civiles en el país, prácticamente asolado por completo. Acostumbrados a llevar una vida acomodada, se ven obligados a abandonar su hogar cuando una de las bombas destruye su casa y de milagro, logran sobrevivir un día más para poder salir de su tierra a través de las mafias que se aprovechan de la situación. A partir de ahí, su odisea particular sigue por tierra y por mar, sorteando terroristas, ejército sirio y rebeldes. Toda su “aventura” me ha tenido sufriendo desde su primer capítulo y su protagonista me ha inspirado más admiración que compasión. de hecho, un punto muy a favor de la historia de Mahmoud reside en la figura de su padre, el eterno optimista que no pierde su capacidad de hacer reír a su familia en los momentos menos oportunos y con su alegría incluso en las situaciones más desesperadas. Por contraste, el hermano pequeño de Mahmoud representa a miles de niños que ha perdido la capacidad de reír, de alegrarse, de jugar, y en definitiva, de sentir algo, porque a su corta edad no han conocido otra vida que no sea la guerra y parte el corazón pensar que el personaje supone un símbolo, en realidad.
Me he permitido presentaros un poco las tres historias por separado porque realmente transcurren por separado aunque de una manera similar, salvando las distancias temporales y espaciales aunque con evidentes paralelismos entre ellas. Sin embargo, el final nos tiene reservada una sorpresa con la que no he podido evitar emocionarme porque resulta que están relacionadas de una forma perfecta y Alan Gratz nos da una lección de humanidad demoledora. El propio autor desvela que muchos de los acontecimientos de las tres aventuras están basados en hechos reales, algunos tal cual ocurrieron y otros inspirados mezclando elementos. También algunos personajes secundarios están basados en personas reales o cogiendo características y sucesos de esas personas que de verdad existieron. Todo ello hace que Refugiado sea una novela hiperrealista que aunque sepamos que es invención del autor, es inevitable sentir que en realidad está contando lo que posiblemente les ocurrió a cualquiera de esas personas que han vivido un experiencia así.
Con tres voces distintas, pero que tienen en común la sencillez y la contundencia de narrar los hechos de una forma tan efectiva que se hace un poco difícil permanecer impasible ante lo que se está leyendo, por mucho que estemos acostumbrad@s a imaginarlo. Además, el autor hace un esfuerzo enorme para no caer en la trampa de contar simplemente lo más escabroso, que sería lo más fácil si lo que se pretende es conmover. Podría haberse limitado a mostrarnos sólo muertes e injusticias por todas partes para enseñarnos lo horrible que es ser refugiado, pero en cambio nos da una nueva visión para que podamos empatizar más fácilmente con unos chavales que podríamos ser cualquiera de nosotr@s, personas con vidas cotidianas, totalmente ajenos a los conflictos que terminan con las vidas que conocen. Así que en general, esta novela de ficción ha supuesto para mí un baño frío de la realidad que me rodea, incluso cuando apenas soy vagamente consciente.
Para resumir mis impresiones, reconozco que ya iba preparada para leer las historias crudas de tres niñ@s que huyen de sus respectivos hogares por diferentes motivos, y ya partiendo de ahí, suponía que sería una novela emotiva. Sin embargo, me he encontrado mucho más que un libro sobre la desesperación humana y la búsqueda de una vida mejor, ya que también es una aventura coral, con historias entrelazadas en el tiempo que nos muestra que no importa dónde ni cómo ni cuándo vivamos, la historia puede repetirse en cualquier momento y a tod@s nos gustaría que nos dieran la bienvenida a un nuevo hogar. Sinceramente, a partir de ahora me voy a poner muy pesada recomendando a todo el mundo este pequeño descubrimiento.
Enlace: http://enmitiempolibro.blogs..
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