Mamá en busca del polvo perdido

"Mamá en busca del polvo perdido" es de esas novelas que, nada más leer su título, ya sabemos que nos lo vamos a pasar genial con su lectura.

La verdad es que hacía tiempo que no me reía tanto durante toda la novela como con "Mamá en busca del polvo perdido". Así que desde ya os animo a leerla porque merece mucho la pena.

Creo que lo primero es destacar la edición tan chula que HarperCollins nos trae. La historia está escrita en un tipo de fuente, pero luego los pensamientos de Paz, nuestra protagonista, vienen reflejados en otro tipo de fuente, y otros con un pequeño sombreado. Además, las páginas de fondo traen unos puntitos, como si fuesen páginas de un cuaderno. Las conversaciones por WhatsApp vienen bien representadas y como añadido, en los títulos de los capítulos, podemos encontrar algún que otro dibujito en blanco y negro. Son pequeños detalles que, yo personalmente, agradezco al leer, ya que le dan más calidad al libro.

"Mamá en busca del polvo perdido" es una novela fresca y muy divertida. Su autora, Jessica Gómez, le da una narración en plan diario, ya que la protagonista Paz, nos va narrando sus aventuras en el día a día. Iremos descubriendo cómo se siente, lo que piensa y sobre todo, nos sentiremos muy identificados con más de una situación de su día a día.

Para todos es sabido que la vida nos cambia a lo largo de los años: al tener novio, al tener trabajo, al irnos a vivir con nuestra pareja y al tener hijos. El caso es que, como le ocurre a Paz, hay momentos en que no tenemos tiempo para nosotros mismos, estar tranquilos leyendo un libro o buscar un rato para ir a la peluquería o al gimnasio.

Con un sentido del humor de lo más sano, Jessica Gómez nos va describiendo poco a poco esas situaciones. al final, Paz, sólo quiere tener un momento a solas con su marido para echar lo que ella denomina un "polvazo" con preliminares y todo. Algo que, con la llegada de los hijos, hace mucho que no ocurre. Ya que apenas tienen tiempo para un "aquí te pillo, aquí te mato". Pero Paz busca el perfeccionismo para ese momento, algo que ella cree que con organizarse es suficiente y que no puede ser tan difícil.

Paz nos crea situaciones muy divertidas, yo no he parado de reír durante toda la novela. Con las escenas de la peluquería, la depilación, el sex-shop y su amiga Vane, o el trabajo y su jefe, sumado a sus pensamientos tan hilarantes que están intercalados con la narración de la historia, es imposible no sentirnos identificados en algún momento. Seguro que en más de una situación hemos querido matar a nuestra pareja cuando le tenemos que repetir siempre donde se encuentra algo, o nos sentimos frustradas cuando organizamos algo y al final, por otras circunstancias, los planes se fastidian.

Las escenas de los niños me han divertido mucho también. Cada uno tiene su personalidad, que vemos reflejada y que va condicionando la historia. Los suplicios de los cumpleaños infantiles, que todo el mundo opine sobre la lactancia de tu hijo o las típicas peleas entre hermanos, nos hace ver la repercusión de tener un hijo. Aunque como Jessica Gómez dice en el prólogo, es ficción... ¿o no?

Lo que más me ha gustado de "Mamá en busca del polvo perdido" es que son situaciones cotidianas, con las que aprenderemos a ver ciertos momentos de otra manera, como dice Didier, el marido de Paz, a lo mejor no es que algo nos salga mal, sino que no nos sale como pensamos o queremos. Pero eso no quiere decir que sea malo, y nos puede ayudar a no ser tan exigentes ni perfeccionistas en ciertos momentos, sino a disfrutar de las cosas como vengan.

Si buscas una lectura diferente y divertida, "Mamá en busca del polvo perdido" es tu novela.
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