Este libro me dejó kao. Derrotada. Ana no. Anita la alegría del regreso. Ana niña. Ana madre. Ana mujer. Ana y la pena. Ana es tanto y sin embargo ella se ve sin identidad. Es Ana no. Ana Paucha. A través de su historia vemos el miserable reflejo de lo que fue en el pasado este país de vencedores y vencidos. Estos últimos, con sus cuerpos alimentando tierra de fosas. Es el caso de Pedro Paucha, Jose Paucha y Juan Paucha. A Ana solo le queda su hijo pequeño, Jesús Paucha, preso desde hace más de 10 años. Por eso emprende el viaje a pie, desde Andalucía hasta la cárcel, en el Norte. Siguiendo la vía del tren. Y este viaje peregrino será el retrato de una España franquista rancia, injusta, oscura, deleznable. Una sociedad que castiga al oprimido y eleva al opresor. Meses de camino, con acontecimientos y encuentros que irán pintando un viaje crudo, de dolor, y de repaso por un vida, la de Ana, que en sus inicios fue feliz pero la guerra lo arrasó todo. No sé transmitir la tristeza y la rabia que me ha dado el libro. Lo injusto que me parece. La condena de Ana al olvido, a la pena, a la resignación, a la muerte. Este libro solo arroja verdades. Y el speech final te deja sin aliento. Si Ana llorase, sería un mar de lágrimas |