El templo de las ilusiones

Hara más de un año y medio que leí “La Casa de los Sueños”, primera parte del presente libro, en el que conocíamos por primera vez la historia de Thut de Asuat, y que en su momento recuerdo haber descrito en goodreads como un “Juego de Tronos” a lo egipcio. Fue una novela que personalmente disfruté mucho, me pareció escrita de una manera amena y fácil de leer y que nos presentaba una historia cautivadora y que enganchaba mucho, que permitía introducirte en el mundo del antiguo Egipto, que tenía un final abierto y contundente que se alejaba de cualquier convencionalismo posible, y que dejaba con ganas de saber más . Por eso me hizo mucha ilusión, aunque hubiera pasado bastante tiempo, empezar con este libro. Y realmente me ha gustado, pero a la vez me ha decepcionado un poco, ya que creo que no llega a la altura de su predecesor.A grandes rasgos es un libro que he disfrutado, al igual que “La Casa de los Sueños” se lee muy bien. La autora tiene una prosa agradable y fácil de leer, y logra transportarte al mundo y la época en la que se desarrolla la histórica, ya que el trabajo de documentación histórica sobre el mundo, la cultura y la sociedad del antiguo Egipto está realmente muy bien conseguido.

Lo primero que diré qué es lo que más me ha gustado de este libro.A mi modo de ver, lo mejor que ha tenido es su estructura narrativa. La novela se divide en tres partes de diferente longitud, cada una de ellas contada por un narrador diferente. Las dos primeras partes están contadas por el joven soldado Kanen, llamado a Asuat para una misión, y por Kana, el escriba que ya conocíamos en la primera parte y que enseñaba a la joven Thut. Estos dos narradores resultan muy interesantes para ver las consecuencias de todo lo que aconteció diecisiete años antes del inicio de esta novela, y para ver los acontecimientos desde la lejanía que aporta el personaje de Kanen, que al principio no sabe nada de estos hechos. Pero lo mejor llega con la tercera parte, en la que volvemos a oir una vez más la voz de Thut. Y realmente entendemos por qué la autora ha querido recuperar su historia. Es un personaje delicioso. Todas las desgracias que le han ocurrido desde que la dejamos en la novela anterior no han cambiado realmente su esencia, sigue siendo un personaje muy bien construido y complejo, una mujer fuerte y ambiciosa, que busca vengarse de todos aquellos que le hicieron daño hace años años. Uno no puede evitar deleitarse con los sus deseos de venganza y sus maquinaciones para conseguir sus propositos. Pero a la vez es un personaje que ha evolucionado, se ha humanizado y resulta todo esto que al lector le sea muy fácil empatizar con ella, entenderla y ponerse de su parte. No intenta justificarse, tan solo intenta arreglar las cosas que hizo mal en el pasado, y es mucho más amable y sensata de lo que era en su juventud. Sin lugar a dudas ella es el motor de esta dúología, lo que da vida a una historia que, por lo demás, es apasionante y engancha muchísimo.

Creo que el gran problema del libro es que, a grandes rasgos, su trama es ligeramente pobre e insuficiente para llenar las poco más de cuatrocientas páginas que componen el volumen. de ahí que la autora abuse de las descripciones de lugares y escenarios. Eso tiene su parte positiva, ayuda al lector a introducirse mejor en la atmósfera y el mundo del antiguo egipcio. Pero realmente no aporta mucho a la trama, solo logran relentizamiéntola y hacer que la lectura sea más difícil y, a veces, incluso aburrida. Y esa sido el gran problema que tenido con esta novela y que ha hecho que haya habido momentos que me ha costado seguirla. Hubo ratos en los que me aburría mucho, cosa que en la anterior no me sucedió. Es cierto que en esa primera historia tarde unas cuantas páginas en engancharme, y aquí me ha pasado lo mismo. Pero sí en “La Casa de los Sueños” eso solo me paso en la diez o quince primeras páginas, aquí he necesitado casi cien para empezar a conectar y disfrutar con la historia.

Lo que más me ha chirriado del libro es que se nota mucho que ha nacido a raíz de la necesidad de darle un Happy Ending a la protagonista y de cerrar la trama de “La Casa de los Sueños”. Y quizás eso sea un error, ya que ese final, a nivel narrativo, funcionaba muy bien. Pero esa necesidad de arreglar todo eso quita al segundo libro toda sensación de realismo y de contar una trama orgánica y con sentido. Esto se debe a que el cumulo de buena suerte y coincidencias que acaban por favorecer a Thut resulta poco creíble y si, muy impostado, quitando fuerza a toda la sutileza y complejidad que eran lo mas destacado de la novela predecesora. No hay nada que sorprenda ni que realmente tenga impacto real, parece que todo se da porque si. Ni siquiera un descubrimiento que debería haber sorprendido al lector y que está relacionado con Thut y Kanen, y que es decisivo para el devenir de la obra, logra impresionarle, ya que se lo va a estar oliendo desde muchas páginas antes de que se confirme, de tan claro que es. Ni siquiera después de que se trate el tema entre los dos personajes y de que Thut descarte la hipótesis que Kanen le propone, es imposible desechar tal idea de relación entre ambos caracteres. Y esto hace de esta escena un intento torpe y sin sentido que no logra su propósito de desorientar al lector.

En resumidas cuentas “El Templo de las Ilusiones” Es un cierre de historia agradable y fácil de leer. No solo presenta a unos nuevos personajes muy interesantes, también nos hace recuperar a otros que en la novela anterior podían haber quedado en un segundo plano, incidiendo más en ellos y demostrándonos que también son de excelentes caracteres. Si “La Casa de los Sueños” os gusto, debéis de leer esta continuación para descubrir su final. Pero esta segunda parte no llega a las mismas cuotas de calidad, intensidad e interés de su predecesora, cojea en muchas partes y tiene muchos defectos que no solo impiden que despegue del todo como novela. Y todo por la necesidad de darle paz y felicidad a Thut tras diecisiete años de miserias, sin ocuparse de darle al desenlace la sutileza argumental de la primera parte.