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Este libro es mucho más de lo que puedas llegar a creer por el título y su portada. Es mucho más. No puedo ni imaginar el esfuerzo de abrirse en canal que tuvo que hacer Roxane para brindarnos este libro. Es doloroso, te crea rabia, furia. Una inmensa violencia que recibe Roxane es lo que desata en ella un objetivo claro: dejar de ser deseable para que no vuelvan a dañarla y es ahí cuando comienza una relación turbulenta con la comida y con su cuerpo. En su conjunto es un cóctel molotov hecho de violencia machista y gordofobia. “Puedes hacer lo que sea que tengas que hacer para sobrevivir en un mundo donde apenas hay paciencia y compasión para un cuerpo como el tuyo. Hagas lo que hagas, tu cuerpo es objeto del discurso político”. Es algo liberador coger un libro dónde encontrarte entendida, reflejada, dónde sepas que no hay hueco para palabras como exagerada o culpable. Un repaso por todas las opresiones gordófobas que puede pasar una persona con un cuerpo no normativo. El miedo de no caber en una silla, las miradas indiscretas, rendirte ante algunas prendas de ropa por no verte válida con ellas, la incansable lucha contra quiénes quieren cambiar tu cuerpo y un largo etcétera sin contar con la batalla interna por habitar un cuerpo gordo. Esto se cuenta aquí desde la propia experiencia de Roxane Gay. Muchas personas hemos pasado gran parte de nuestra vida, tanto de adolescentes como ya personas adultas, sintiendo culpabilidad y no ha sido hasta que hemos ido descubriendo libros de este tipo (además del incansable trabajo de activistas) cuando hemos comenzado a interiozar mecanismos, aprendizajes y sobre todo a tener sentimientos de pertenencia y compresión. “Estoy usando mi Voz, no solo para mí misma, sino para aquellas personas cuyas vidas demandan ser vistas y oídas”. Lo que más me ha gustado de Roxane es la sinceridad más absoluta. He notado el tránsito de odiarse por su cuerpo y culparse hasta la reflexión final: “Estoy aprendiendo a que me importe menos lo que piensen los demás. Estoy aprendiendo que la medida de mi felicidad no es la pérdida de peso, sino, más bien, sentirme cómoda en mi cuerpo. Cada vez estoy más comprometida a luchar contra las normas culturales tóxicas que dictan en exceso cómo viven las mujeres sus vidas y cómo tratan sus cuerpos”. Dicho esto… ojalá le queráis dar una oportunidad a este libro tan revelador. |
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