La odisea de las golondrinas

Sus nidos en tu balcón, o la amiga del Príncipe feliz o de invitada central en La anunciación, arrancando las espinas de la corona o protegiendo las moradas y siempre en el tiempo cálido surcando el cielo de nuestra ciudad, son esas anduriñas, hirondelles, rondine, swallows los pájaros por excelencia, que espolean nuestra imaginación y nos permiten atisbar un poco de la más cotidiana y mejor belleza.

En este tratado, de prodigiosa y completa investigación y recolección de datos —muchos de ellos asombrosos y de recóndito origen— se nos invita a recorrer su Odisea, a través de la presencia y papel fundamental que las golondrinas tienen o (felizmente) han tenido en el mundo humano. Sus alas como adornos de sombreros, sus estudiosos y los intérpretes de su trisar, los inspirados para las a veces tan manidas metáforas... y Gómez de la Serna, los pajaritos de bocadillo, juguetes de niño pobre, el símbolo de la resurrección, machacadas en el mortero como Bálsamo de Fierabrás, las arquitectas a quienes cantaba Victor Hugo, el gen Clock que presagiaba Descartes, su escatología que les hace merecedoras de ser excomulgadas o perseguidas como las gaviotas de Los pájaros tras escenas de realismo mágico... o depositadas en los lienzos, el síndrome de Capistrano y más, mucho más. La guerra y el fuego y la escasez de insectos como peligros para las que su gran investigador, Anders Pape Møller, llama "por su vuelo sobre el mar, venciendo todas las dificultades, aves homéricas.

El autor, Salvador García Jiménez de quien veo una muy interesante carrera literaria a sus espaldas, no nos abruma con tantísimos datos y hechos y referencias. Escrito con un estilo límpido y ágil, y bien estructurado en generosos si bien llevaderos apartados dentro de cada capítulo temático, mantiene el interés en este microcosmos que hace surgir como central en un mundo, al mismo tiempo que me divierten sus diatribas contra la pereza y reiteración burda de tantos poetas con su ignorancia ¡y elección de ropas ya tan gastadas!

En suma: una delicia que aconsejo leer a tranquilos sorbos, para prolongar la Odisea, que siempre lo que vale es el viaje y más al estar tan bien acompañados.