He encadenado varias lecturas que me han removido por dentro (Cara de pan, Amor o Desgracia, que la terminé anoche y aún tengo pendiente escribir la reseña), pero en paralelo, en cuanto sacaba un hueco, me embarcaba en el Pingarrón para acompañar a Alex Riley, Jack y al resto de la tripulación en esta magnífica novela de aventuras. Porque reflexionar sobre la condición humana está bien, pero intentar salvar al mundo a veces es aún mejor. Soy ese tipo de lector que se mete en la historia, coge cariño a los personajes y vive junto a ellos con intensidad todo lo que les va ocurriendo por lo que gracias a Capitán Riley he nadado entre ballenas, me han perseguido los nazis y el MI6, he descodificado mensajes encriptados y he mirado a los ojos a la muerte un par de veces o diez. ¡Acción, aventuras y diversión en estado puro! Capitán Riley es como aquellos veranos de nuestra adolescencia donde nuestra única responsabilidad era la de disfrutar y pasarlo bien. ¡Gracias por estas horas de entretenimiento del bueno, Fernando Gamboa! |