En La luz negra, Gainza nos mete de cabeza en el mundo del arte de la Buenos Aires de la primera mitad del XX, pero en las zonas oscuras de ese ambiente, y nos hace pensar en el concepto de "arte", en la autenticidad, en el valor del arte, y el valor del arte auténtico. Ahora bien, la protagonista, luego de una vida medio a los rumbos, entra a ese mundo del arte a través de una experta que trabaja en el tema de los certificados de autenticidad del banco más prestigioso de la ciudad. Cuando esta agente, su "mentora", muere, comienza la búsqueda de una falsificadora que, en cierto punto, llegamos a dudar si su existencia fue real. Son cuatro estrellas y no cinco porque, en ciertos momentos, aparecen detalles que distraen un poco. Muy recomendable. |